A pedido de mi querida Hebe de Torcuato, aquí va la traducción:
Pesadilla
Soñé.
Soñé que aparecía, sin saber cómo, en un país desconocido. No entendía el idioma, no conocía las costumbres, no sabía qué iba a ser de mí.
En el sueño, yo estaba sentada junto a una gran ventana, y veía pasar a los habitantes de un lado a otro, bajo una lluvia caprichosa. El cielo estaba cerrado como una puerta... cerrada. En el centro de un cruce de grandes avenidas se alzaba un extraño monolito, testigo impávido de los afanes humanos.
Aún se percibían rastros de la antigua belleza de ese lugar. Pero los habitantes... ¡ay!
Después de observarlos un rato, llegué a la conclusión de que debían de tener un par de peculiaridades faciales: un sobrante de piel entre las cejas, que recogían en unos pequeños pliegues verticales, y la ausencia de ciertos músculos en las mejillas, cosa que les imposibilitaba alzar las comisuras de la boca.
¿Sería la cualidad de la luz? Era extraña, oscura, casi. Recuerdo que, en el sueño, pensaba: “Es natural que la gente esté trastornada... ¡Con esa luz...!”
Con el tiempo, fui conociendo mejor a estos seres desdichados y comprendí, aunque no del todo, los motivos de su actitud.
Les prohibían comer, viajar, vestirse, educarse, curarse, reír, bailar, cantar...
Claro, no todos obedecían.
Pero ése es otro cuento.
viernes, 9 de diciembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Recuerdo los cuentos de Boris Vian (lo escribi bien?) me parecian descabellados y al ratito se entrelazaban mis ideas con sus palabras y todo queda clarito, en este cuento veo mi adorado bs.as despues del paso de atilita o sea MM destruyendolo todo. Gracias Ana, te quiero por tomarte el trabajo de traducirlo. De quien es????
ResponderEliminar