SERVICIOS EDITORIALES

miércoles, 8 de febrero de 2012

HERIDA EXPUESTA

Herida expuesta

¡Te han herido, mi amor!
Te han herido. Qué angustia, qué pena, qué…
Qué vergüenza.
Qué vergüenza para nosotros.
Invitaste a que te hirieran. Provocaste la herida.
Ay, cómo me duele tu herida. Cuánto me duele que te hayan herido. Qué escarnio.
¿Cómo lo permitiste? ¿Más fuerte? ¿El agresor era más fuerte?
¡Y no gritaste!
Que nadie te ayudaría… ¿Cómo que nadie te ayudaría?
¿Sí, gritaste?
Ah, yo… no estaba. O estaba con la mente en otra cosa. No puedo estar alerta TODO el tiempo. Tengo otras cosas que atender.
¡Eh, no llores, que van a oírte!
Que no te oigan llorar, por favor. Y… ¡porque es una vergüenza, por eso!
¿Ves? Eso es lo malo: que no hayas hecho nada. ¿Y qué podemos hacer ahora? Ya pasó.
Bueno, bueno, ya pasó.
Todavía te duele. Pero ya no sangra.
¿Pus? ¿Infección? ¿Dónde? ¿Adentro? Ah, no, claro…
Angustia, rabia, inseguridad. No saber.
No saber cuánto valgo. Si valgo. Quién soy. Con quién. Con quién no…
No saber…

1 comentario:

  1. No saber, no querer saber, "que la casa se queme, pero que el humo no se vea", ya paso, ya paso, eso fue, olvidalo, MENTIRAS!! Todo queda guardado en la memoria, en el alma, como quieras llamarlo. Anita querida dolio y mucho lo que lei. hebe de torcuato

    ResponderEliminar